En 2023, la República Dominicana se enfrenta a varios desafíos económicos heredados de años anteriores, exacerbados por la pandemia global y conflictos internacionales como la guerra en Ucrania. Estos desafíos incluyen contener la inflación, mantener el crecimiento económico y el fomento del empleo y las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
El manejo de la inflación ha sido un éxito relativo para el gobierno, aunque no sin costos asociados, incluyendo un deterioro del balance comercial y un aumento en la deuda del Banco Central.
A pesar de los retos globales, expertos locales mantienen un optimismo cauteloso sobre el crecimiento económico, resaltando la necesidad de un aumento en la inversión pública y una ejecución eficiente de la misma.
El gobierno se enfrenta al desafío de revertir la tendencia de estancamiento salarial, lo que requiere la generación de empleo y el apoyo a las mipymes para mejorar el poder adquisitivo de las familias dominicanas.
Se observa una necesidad crítica de aumentar el gasto en capital, especialmente en infraestructura, para mantener el crecimiento y mejorar servicios como el agua potable y el saneamiento.
El sector eléctrico requiere atención continua, incluyendo la ejecución de los compromisos del Pacto Eléctrico y la expansión de la matriz energética para aumentar la resiliencia a fuentes de energía volátiles.
La situación política y económica en Haití presenta desafíos para la República Dominicana, impactando tanto el comercio bilateral como la migración, lo que requiere un enfoque cooperativo y de estabilización.
Finalmente, se resalta la necesidad de una reforma fiscal integral que aborde tanto los ingresos como los gastos, y que maneje los subsidios estatales para evitar presiones fiscales adicionales.
El futuro del gobierno dominicano dependerá de cómo aborde estos desafíos económicos y fiscales, buscando soluciones innovadoras y sostenibles que beneficien a toda la población.